No, no soy antisemita; pero me duele y enfurece ver la hipocresía con que se comporta el gobierno israelí. Como hace dos años en Líbano, so pretexto de perseguir terroristas, el ejército de Israel bombardea impunemente poblaciones civiles en Gaza; y también, como hace dos años, la ONU demuestra que no sirve para nada, mientras el gobierno de George Bush, but of course, vuelve a dar su total apoyo a sus socios y amigos israelitas. No condenar esta masacre me parecería indigno. El gobierno de Israel es tan terrorista como los terroristas de Hamas a los que dice combatir. La población palestina de no merece ser masacrada… una vez más.
Y mientras estadounidenses e israelíes demuestran su cegeuera y falta de humanidad, un hombre de 86 años sigue dándonos ensayos sobre la lucidez. Aqui la nota de José Saramago
de el blog de josé saramago de
No es el mejor augurio que el futuro presidente de Estados Unidos repita una y otra vez, sin que le tiemble la voz, que mantendrá con Israel la “relación especial” que une los dos países, en particular el apoyo incondicional que la Casa Blanca dispensa a la política represiva (represiva es decir poco) con que los gobernantes (¿y porqué no también los gobernados?) israelíes han venido martirizando por todos los modos y medios al pueblo palestino. Se a Barack Obama no le repugna tomar su té con verdugos y criminales de guerra, buen provecho le haga, pero que no cuente con la aprobación de la gente honesta. Otros presidentes colegas suyos lo hicieron antes sin necesitar otra justificación que la tal “relación especial” con la que se da cobertura a cuantas ignominias fueron tramadas por los dos países contra los derechos nacionales de los palestinos.
A lo largo de la campaña electoral Barack Obama, ya fuera por vivencia personal o por estrategia política, supo dar de sí mismo la imagen de un padre dedicado. Eso me permite sugerirle que le cuente esta noche una historia a sus hijas antes de que se duerman, la historia de un barco que transportaba cuatro toneladas de medicamentos para socorrer a la población de Gaza en la terrible situación sanitaria en que se encuentra, y que ese barco, Dignidade era su nombre, ha sido destruído por un ataque de fuerzas navales israeliés con el pretexto de que no tenía autorización para atracar en sus costas (creía yo, ignorante redomado, que las costas de Gaza eran palestinas…) Y que no se sorprenda si una de las hijas, o las dos a coro, le dicen: “No te canses, papá, ya sabemos qué es una relación especial, se llama complicidad en el crimen”.
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